jueves, 15 de diciembre de 2016

Victoria Motoya

Hoy os quiero presentar a Victoria Montoya, otra de mis muñecas literarias para Hijos de Mary Shelley. En este caso, la protagonista es una pastelera que viaja en el Titanic y cuyo espectro atrapado en el barco hundido susurra a sus descendientes la receta de unos dulces que proporcionan la vida eterna.
En este caso, el relato aparece en el libro Wollstonecraft: Hijas del horizonte, tomo que se hizo en honor a la famosa feminista y madre de Mary Shelley y aparece firmado con seudónimo por "La Descendiente". El nombre del relato es Delicias Wollstonecraftianas.



Cuenta la leyenda que la que más tarde sería una famosa repostera española, Victoria Montoya, encontró por accidente en un viaje a Londres, en las proximidades de Camden Town donde Mary Shelley pasó su infancia como Mary Wollstonecraft, un viejo papel con dos recetas: la de unos misteriosos bombones y la que mostraba cómo vencer a la muerte.


Victoria es una fake Blythe que venía con un pelo precioso, que decidí conservar. De hecho la muñeca tiene sólo trabajo de carving, maquillaje, peluquería y ropa. El único cambio extra es un juego de chips para los ojos de Coolcat.


[...] la Descendiente, la que más se parecía de todos a Victoria, hace unos extraños dulces dos o tres veces al año, siempre en fechas fluctuantes, siempre de la misma forma. Unos dulces que se venden nada más ofrecerse y que la Descendiente después no recuerda haber hecho. Unos dulces que dicen dan la salud y la suerte e, incluso, se comenta que uno de cada bandeja concede la vida eterna.



La realización de esta muñeca, sobre todo, tiene un profundo trabajo de investigación sobre la época en la que Victoria Montoya vivió y sobre las tendencias en moda, peinado y maquillaje. Desde un principio supe que quería que el peinado estuviese inspirado en el que mi propia abuela lucía en un retrato de la época, no quería ir a lo fácil, que hubiese sido inspirarme en la película Titanic.


Estuve a punto de caer en la tentación de hacerle un sombrero como los que lucía la protagonista de una de mis películas favoritas, Memorias de África, pero finalmente consideré que era mejor quedarme con mi idea original.


Para el vestido sí tenía claro la parte de arriba, un tanto camisera como esta de la fotografía de arriba o esta de más abajo de Paul Poiret, con el corte no justo debajo del pecho pero tampoco en la cintura. En cuanto a la parte de abajo, busqué todo tipo de cortes con pliegues y abiertos como teatros. También los orientalistas, la inspiración egipcia estaba a la última en aquellos días.


El vestido de Victoria es el resultado de toda esa investigación. En cuanto al maquillaje, los colores rosas en las mejillas destacan redondeando el rostro, lo que en una Blythe es casi reiterativo.No se usaba aún ni lápiz ni máscara de ojos Estoy muy contenta con el resultado final, espero que también os guste.


Más adelante os contaré cómo Victoria Montoya participó en el Festival Celsius 232 o en los espectáculos de Diodati se mueve.

Algunas fotos más: